El aterrizaje es la fase final de un vuelo, que se define como el proceso que realiza una aeronave que culmina con el contacto del aparato con la tierra; contacto que se perdió en el momento del despegue para
efectuar el vuelo.[1] Es considerada una fase crítica[2][3] en el conjunto de este.
Se pueden distinguir dos tipos de aterrizajes:
Cuando se trata de aeronaves de ala fija, la maniobra de aterrizaje es la fase final del vuelo, en la que el avión empieza un descenso desde su fase de crucero y en la que debe realizar algunos procedimientos generales como: reducción de velocidad, desplegar el tren de aterrizaje (en caso de que sea retráctil), seguir un patrón determinado de aproximación (reconocimiento, alineamiento, aproximación final, etc.), obtener la autorización necesaria del control de tráfico aéreo (en aeropuertos, aeródromos y pistas reguladas) y, finalmente, posar sus ruedas en la pista de aterrizaje (o, en el caso de hidroaviones, sus patines, flotadores o fuselaje en una superficie de agua). En el caso de los helicópteros, véase a continuación.
Para efectuar un aterrizaje, existen al igual que un despegue, tres factores: el factor tierra, el factor aparato y el factor aire. El factor tierra es aquel que consiste en la comunicación con el ATC para reportarse y solicitar autorización de aterrizaje, tener en buen funcionamiento las radioayudas ILS, VOR para apoyar en el aterrizaje, tener también en funcionamiento las luces de la pista y mantener en buen estado la pista y libre de obstáculos que pongan en peligro el aterrizaje. Después, el factor aparato consiste en efectuar todo el procedimiento de maniobras necesarias para lograr una reducción en la velocidad bajando la potencia de los motores y accionando las superficies de control de hipersustentación flaps, spoilers, las cuales provocaran que la fuerza de sustentación aumente, y las de profundidad elevadores o timón de profundidad para mantener un descenso controlado; tener los trenes de aterrizaje listos y seguir la orientación del ATC.
El factor aire consta de las condiciones en las que el avión habrá de realizar su aproximación y su aterrizaje; influyendo en este si hay viento cruzado, turbulencia, lluvia, nubosidad, visibilidad mínima y que dependiendo de estas condiciones habrá la posibilidad de que el aterrizaje sea seguro y que se cumplan con los procedimientos. Una vez cumplidas correctamente las indicaciones del ATC y de aproximación, entonces el avión estará seguro y podrá tener contacto con la tierra mediante la pista siguiendo las acotaciones de zona de contacto para que tenga tiempo y espacio de ejercer la fuerza de frenado utilizando los frenos de los trenes de aterrizaje, la reversa de los motores y las superficies flaps, spoilers y alerones. Tendrá suficiente espacio para frenar utilizando la extensión de la pista y sus superficies, para que al final de la pista su velocidad en tierra sea muy poca y pueda ser dirigido hacia la posición que le corresponda en el aeropuerto.