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Bifaz

Primer bifaz publicado en la historia de la Arqueología, por John Frere (año 1800).

Un bifaz[1]​ es una herramienta lítica prehistórica que servía para cortar, raspar y perforar otros materiales. Se trata de una piedra de gran dureza, generalmente sílex, que es tallada por ambas caras hasta conseguir una forma triangular con una base semicircular. El bifaz caracteriza una etapa de la Edad de Piedra: el Achelense, aunque se encuentra también, además, en el Paleolítico Medio e incluso con posterioridad. Su nombre contemporáneo proviene de que el modelo arquetípico sería una pieza de talla, generalmente, bifacial (esto es, con dos caras), de morfología almendrada y tendente a la simetría según un eje longitudinal y según un plano de aplastamiento. Los bifaces más comunes tienen la zona terminal en punta y la base redondeada, lo que les da su forma tan representativa, que se añade a la talla bifacial que cubre ambas caras total o parcialmente.

Los bifaces fueron las primeras herramientas prehistóricas reconocidas como tales: en el año 1800 aparece la primera representación de un bifaz, en una publicación inglesa de la mano de John Frere.[2]​ Hasta entonces se les atribuía un origen natural y supersticioso (se les llamaba «piedras del rayo» —o ceraunias—, porque la tradición popular sostenía que se formaban en el interior de la tierra al caer un rayo, y que luego salían a la superficie; de hecho aún son usadas en ciertas regiones rurales como amuletos contra las tormentas). La palabra «biface», bifaz en francés, es utilizada por primera vez en 1920 por el anticuario Vayson de Pradenne,[3]​ conviviendo este término con la expresión «hacha de mano» («coup de poing»), propuesta por Gabriel de Mortillet mucho tiempo antes,[4]​ pudiendo decirse que solo debido a la autoridad científica de François Bordes y Lionel Balout se impuso el vocablo definitivo.[5]

No obstante, dado que estas primeras definiciones del bifaz se basaban solo en piezas ideales (o clásicas), de talla tan perfecta que llamaban la atención incluso de los no entendidos, durante años se ha tenido una noción demasiado encajonada del objeto. Con el tiempo, la profundización en el conocimiento de este tipo lítico ha implicado una mejor comprensión de sus características, distinguiéndose entre un bifaz propiamente dicho y una pieza lítica bifacial; de hecho, tal como se entiende hoy día, un bifaz no siempre es una pieza bifacial y hay multitud de piezas bifaciales que no son en absoluto bifaces.[6]​ En opinión del profesor Benito del Rey, de la universidad de Salamanca: «El nombre de “bifaz” debe reservarse para las piezas antiguas, anteriores al interestadial Würm II-III»,[7]​ aunque, asimismo, admite que ciertos objetos posteriores pueden excepcionalmente ser denominados bifaces (Benito del Rey, op. cit., 1982, página 305 y nota 1).

Tampoco debe identificarse bifaz con hacha. Desafortunadamente el vocablo hacha ha sido, durante mucho tiempo, una palabra comodín en tipología lítica para una gran diversidad de utensilios líticos, sobre todo en una época en la que se ignoraba la verdadera utilidad de muchos de ellos. En el caso concreto del bifaz paleolítico, hacha es un término inadecuado. Ya se indicó en los años 60: «hay que rechazar[lo] como interpretación errónea de esos objetos que no son “hachas”».[8]​ Argumento corroborado por posteriores investigaciones, sobre todo sobre las huellas de uso, como se podrá ver más adelante.[9]

  1. Definición de bifaz en el Diccionario de la RAE, ha de subrayarse que ni la locución Hacha de mano ni el barbarismo Biface son reconocidos por esta institución.
  2. Frere, John (1800). «Account of Flint Weapons Discovered at Hoxne in Suffolk». Archeologia, vol. 13. Londres. Páginas 204-205. 
  3. Vayson de Pradenne, André (1920). «La plus ancienne industrie de Saint-Acheul». L'Anthropologie, tomo XXX. Publications Elsevier, Paris. ISSN 0003-5521. . Páginas 441-496.
  4. Gabriel de Mortillet (1883). Le Préhistorique. Antiquité de l'homme. Bibliothéque des Sciences Contemporaines. París. Página 148. 
  5. En inglés se mantiene la expresión hand axe (hacha de mano) como equivalente de nuestro bifaz, mientras que la palabra biface se emplea para cualquier pieza tallada por las dos caras con lascados invasores o cubrientes, incluidos bifaces (Andefsky, William Jr. (2005). «Biface analysis». Lithics. A Macroscopic Approaches to Analysis. Cambridge University Press. ISBN 978-0-521-61500-6. . Páginas 177-199).
    En alemán se usa la expresión faustkeil, que podría traducirse libremente como hacha de mano, también; pero que en sentido estricto significa «cuña de puño». En el mismo sentido va la expresión usada en holandés: vuistbijl: «hacha de puño» y lo mismo ocurre con algunos otros idiomas.
  6. Como se ha indicado, la presencia, bien de bifaces, bien de piezas bifaciales, no es exclusiva del Paleolítico Inferior del Viejo Mundo, pues siguen apareciendo en todo el Globo y en épocas muy diversas de la Prehistoria, sin que ello implique necesariamente cronologías antiguas. De hecho, la tipología lítica hace tiempo que dejó de ser una referencia cronológica fiable y por ello se abandonó como sistema de datación. Como ejemplo sirvan los «cuasi-bifaces» que algunas veces aparecen en niveles Gravetienses, Solutrenses y Magdalenienses de la zona franco-española, las toscas piezas bifaciales del Lumpembiense africano (9000 a. C.) o las grandes herramientas piriformes descubiertas en los alrededores de Sagua La Grande, Villa Clara, Cuba (Bifaces en Sagua, Cuba). Lo cierto es que Sagua La Grande es un caso claro de una noción tergiversada debida, tal vez, a una mala interpretación del concepto o, quizá, por la contaminación lingüística anglosajona: como se explica en una nota anterior, en inglés biface no es lo mismo que en francés (biface), o en español (bifaz); lo que puede originar no pocos malentendidos. Todo el Neolítico y el Calcolítico suele ir acompañado de herramientas de desbrozo talladas bifacialmente —muy similares a los bifaces—, a veces llamadas Heminettes o, simplemente, azuelas (un sustituto más económico de las hachas pulimentadas). Los pueblos aborígenes actuales del río Sepic, en Nueva Guinea siguen usando piezas virtualmente idénticas a bifaces para limpiar partes del bosque.
  7. Benito del Rey, Luis (1982). «Aportación a un estudio tecnomorfológico del bifaz». Studia Zamorensia III (Ediciones de la Universidad de Salamanca, Colegio Universitario de Zamora). ISSN 0211-1837. . páginas 305-323.
  8. Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas balout707
  9. Sobre una definición alternativa puede consultarse Biface en el Diccionario de uso para descripción de objetos líticos por la Doctora Giovanna Winchkler.

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