Una cuneta (del italiano cunetta, derivado de lacuna o laguna)[1] es una zanja o canal que se abre a los lados de las vías terrestres de comunicación (caminos, carreteras, autovías ...) y que, debido a su menor nivel, recibe las aguas pluviales y las conduce hacia un lugar que no provoquen daños o inundaciones. También puede servir como defensa de pequeños derrumbes cuando las vías transitan por trincheras. Las estructuras similares que se encuentran en entornos urbanos, generalmente junto a bordillos, se denominan rígolas.
Las zanjas pueden servir como canales para el drenaje de agua, irrigación o como límites. La construcción y el uso de zanjas han sido fundamentales para las actividades humanas durante miles de años, con aplicaciones que van desde la agricultura hasta el transporte y la defensa militar.
Las cunetas al borde de la carretera pueden representar un peligro para los automovilistas y los ciclistas, cuyos vehículos pueden chocar contra ellas y hacerse daños, volcarse o atascarse y causar lesiones graves, especialmente en malas condiciones climáticas y en áreas rurales.
Algunas especies animales o vegetales pueden usarlas como forma de dispersión, tal es el caso del galápago cabezón del Pantanal o de la gambusia.