El granivorismo, a menudo denominado granivoría, es un tipo de interacción planta-animal en la que los granívoros (depredadores de semillas) se alimentan de las semillas de las plantas como fuente principal o exclusiva de alimento,[1] en muchos casos dejando las semillas dañadas y no viables. Los granívoros se encuentran en muchas familias de vertebrados (especialmente mamíferos y aves), así como en invertebrados (principalmente insectos);[2] por lo tanto, la depredación de semillas ocurre en prácticamente todos los ecosistemas terrestres.
La depredación de semillas se divide comúnmente en dos categorías temporales distintivas, depredación anterior y posterior a la dispersión, que afectan la aptitud de la planta parental y de la descendencia dispersada (la semilla), respectivamente. La mitigación de la depredación previa y posterior a la dispersión puede implicar diferentes estrategias. Para contrarrestar la depredación de semillas, las plantas han desarrollado defensas físicas (por ejemplo, la forma y la dureza de la cubierta de la semilla) y defensas químicas (compuestos secundarios como taninos y alcaloides). Sin embargo, a medida que las plantas han desarrollado defensas de semillas, los depredadores de semillas se han adaptado a las defensas de las plantas (por ejemplo, la capacidad de desintoxicar compuestos químicos). Así pues, de esta relación dinámica surgen muchos ejemplos interesantes de coevolución.