La hostilidad, en términos psicológicos, es una forma de negación o de rechazo social colérico interno. Ha sido definida por George Kelly como la negativa categórica a aceptar una evidencia. Más que reconsiderar la propia opinión, un individuo hostil se empeña en convencer y en forzar al mundo para ajustarlo a su manera de pensar, sin importar el coste o el esfuerzo.[1] Dos traducciones de la definición de hostilidad para Kelly son "el esfuerzo continuado por obtener evidencia de validación a favor de un tipo de predicción social que ya ha demostrado ser un fracaso"[2] y “el esfuerzo por continuar tratando de validar constructos que ya han sido invalidados.”[3]
Se ha estimado que mantener un comportamiento hostil dobla el riesgo de sufrir una enfermedad cardiaca en los diez años siguientes.[4] El DRAE no recoge aún este uso de la palabra.[5]