El nordicismo o teoría nórdica fue una tesis racial en boga a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Aprovechaba el modelo de la antropología común de su época, según el cual los pueblos europeos se dividían en tres subramas de la raza caucásica: la nórdica, la alpina y la mediterránea.
Enseñaba que la raza nórdica estaba extendida por el Norte de Europa, especialmente entre los hablantes de las lenguas germánicas, se caracterizaba por tener una piel muy clara sonrosada o rosada y por ser individuos de considerable estatura, rostros y cabeza alargados dolicocéfalo, pelo rubio o pelirrojo y predominantemente ojos claros (azules, verdes, grises o ámbar).
Por su parte, la raza alpina o dinárica predominaría en la Europa central y estaría caracterizada por una menor estatura y la cabeza relativamente braquicéfala, de todas formas compartiendo niveles de pigmentación con la anteriormente mencionada.
La raza mediterránea sería predominante en el sur de Europa (por ejemplo en Portugal, España y el sur de Francia), en el Norte de África, en gran parte de Asia occidental, en ciertas partes de la Europa oriental y en menor medida en ciertas partes de las islas británicas y estaría caracterizada por tener una piel clara rosada o una piel clara ligeramente bronceada, que puede ir del rosado claro al café claro, estatura baja, mediana o alta, y en mayoría de cabello y ojos oscuros (fue una de las razas más discutidas junto con los nórdicos debido a su similitud física en ciertos aspectos; especialmente los mediterráneos europeos, por ejemplo, eran considerados dolicocéfalos).