El ricercar o ricercare (del it. 'ricercare', 'buscar'; también It. 'ricercata'; Al. 'Ricercar'; Esp. 'Recercada', 'recercario'; Fr. 'Recherché') es una composición instrumental propia de los siglos XVI y XVII, aunque sus efectos y connotaciones estuvieron presentes en los siglos XVIII, XIX y XX. El verbo italiano ricercare significa “buscar” o “descubrir”. La noción general de la composición musical como proceso de búsqueda o descubrimiento está presente en el concepto que hay detrás de palabras como “troubadour” o “trouvère”, e incluso en el término “Invención” (por no hablar de la relación aparente entre los ricercares didácticos a dos voces y las invenciones de Bach).
Existen dos tipologías de ricercar
En el siglo XVI, ambos tipos aparecen frecuentemente en fuentes alemanas, españolas, francesas e inglesas tituladas respectivamente preludio, tiento, fantasía y fancy. También han servido de estudios, por lo que podemos encontrar ricercares imitativos y no imitativos diseñados como ejercicios de vocalización, o composiciones elaboradas y técnicamente difíciles para viola que muestran la técnica de elaboración de un cantus firmus.
La función de búsqueda puede estar, por tanto, asociada bien a la elaboración de las posibilidades imitativas del sujeto o, teniendo en cuenta la función de preludio que a menudo posee el ricercar, a los lazos modales o temáticos de la intabulación, danza, motete, salmo o porción de la Misa subsiguientes (como recurso retórico, el ricercar actuaría de proemio o exordio). El propio Frescobaldi especificó que se tocaran ricercares antes de la Eucaristía, y en el siglo XVII, los ricercares podían aparecer en grupo con una toccata precedente y una canzona subsiguiente, o simplemente con una toccata, anticipando el preludio y fuga posteriores. No hay que olvidar que la palabra ricercar fue usada durante más de dos siglos, por lo que su significado fue variando con el paso del tiempo.
Precisamente, pocos autores de ricercares se atrevieron a dar una definición comprensible. Para Vincenzo Galilei (Dialogo, 1581, p. 87) era una forma de fuga, comparable en su complejidad a la forma de verso de la sestina. Para Michael Praetorius (Syntagma Musicum, III, 1618, pp. 21-22) también era imitativo, y el equivalente de la fuga. Muchos compiladores de diccionarios del XVIII y XIX mencionan su función preludial sin referirse a su connotación de fuga.
Asimismo, tuvo una gran influencia en los siglos XVI y XVII, siendo, por ejemplo, la forma dominante de la música para teclado en España y Portugal bajo el término de tiento (también figurado o contrapuntístico). En muchas de las fugas de Bach todavía pueden encontrarse vestigios del ricercar, con sus ritmos lentos y su movimiento por grados conjuntos. Pero la connotación de una pieza fugada severa (Kunstfuge) continuó hasta el siglo XIX, y fue en este sentido en el que Beethoven describió su ''Große Fuge'' op. 133 como “tantôt recherchée”. El neoclasicismo del siglo XX ha producido ricercares que evocan un significado similar. Los dos incluidos en la Cantata (1952) de Igor Stravinsky contienen cánones que se valen de la inversión, el espejo y la retrogradación.