Los sacramentales son «signos sagrados que han sido instituidos por la Iglesia católica para que imitando de alguna manera los sacramentos, se expresen efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia».[1] De acuerdo con la teología católica, estos sacramentales infunden la gracia por intercesión de la Iglesia y permiten la santificación de las diversas circunstancias de la vida.[2]
En lenguaje diario, se dice que realizar un sacramental es orar de modo ritual, comunitario e institucional. Es ritual porque seguimos una formulación recurrente que busca mantener una religiosidad genuina. Es comunitaria porque se realiza entre dos o más personas (distinguiéndose así de la oración personal) y es institucional porque sigue las pautas marcadas por quienes comparten cierto entendimiento de la fe, en este caso la Iglesia Católica. Puede así decirse que los sacramentales son la forma más simple de liturgia, cuando en su forma e intención integran anuncio Evangélico, culto a Dios y caridad en acto, por sencilla que sea la forma de celebrarlos.[3]