Scotia fue originalmente el nombre romano de Irlanda, habitada por el pueblo escoto (en latín Scoti o Scotii). El uso de este nombre en la Edad Media pasó a designar a la parte de la isla de Gran Bretaña al norte del fiordo de Forth, el Reino de Alba. En la Baja Edad Media pasó a ser el término latino de lo que en inglés se llama Scotland y en español, Escocia.