El arte rupestre del Sahara incluye pinturas y grabados de animales salvajes (elefantes, jirafas, rinocerontes, búfalos, etc.) y domesticados (vacas, ovejas, cabras, caballos y camellos), seres humanos, dibujos abstractos e inscripciones en lenguas tuareg. Se encuentran en los lugares más inhóspitos y son un documento notable sobre la historia de los pueblos que poblaron esta región desde hace al menos doce mil años.