La Crisis de 1640 fue una de las crisis políticas más graves que vivió la Monarquía Hispánica de los Austrias, pues durante este periodo, la soberanía de la misma casa por poco desaparece. Durante esta etapa se produjo el proceso bélico de secesión del Reino de Portugal. Tuvo lugar durante el reinado de Felipe IV de España y entre sus causas principales se encuentra el proyecto de Unión de Armas propuesto por el valido Conde-Duque de Olivares.[1] Todo ello dentro del contexto de la guerra de los Treinta Años y de la reanudación de la guerra de los Ochenta Años contra los rebeldes de las Provincias Unidas de Holanda y Zelanda.
Esta crisis se enmarca en la que se conoce como crisis del siglo XVII, que afectó particularmente al sur y centro de Europa.[2] La Monarquía Católica de Felipe IV, como otras monarquías compuestas europeas, tuvo que hacer frente a importantes desafíos internos y externos que cuestionaban su estructura política y social. La monarquía francesa era la que estaba en mejor posición para evolucionar, no sin dificultades, al absolutismo, mientras que la inglesa, en momentos no menos terribles (Guerra civil inglesa), terminó encontrando una solución más avanzada: la monarquía limitada.[3]