Dolor visceral | ||
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El dolor visceral es el dolor que resulta de la activación de los nociceptores de las vísceras (órganos) torácicas, pélvicas o abdominales. Las estructuras viscerales son muy sensibles a la distensión (estiramiento), la isquemia y la inflamación, pero son relativamente insensibles a otros estímulos que normalmente evocan el dolor, como el corte o el ardor. El dolor visceral es difuso, difícil de localizar y a menudo se refiere a una estructura distante, normalmente superficial. Puede ir acompañado de síntomas como náuseas, vómitos, cambios en las constantes vitales, así como de manifestaciones emocionales. El dolor puede describirse como nauseabundo, profundo, opresivo y sordo.[1] Las lesiones estructurales o las anormalidades bioquímicas distintivas explican este tipo de dolor sólo en una proporción de pacientes. Estas enfermedades se agrupan en las enfermedades neuromusculares gastrointestinales (GINMD, por sus siglas en inglés). Otros pueden experimentar dolores viscerales ocasionales, a menudo de naturaleza muy intensa, sin ninguna evidencia de razón estructural, bioquímica o histolopatológica para tales síntomas. Estas enfermedades se agrupan en los trastornos gastrointestinales funcionales (TGIF) y la fisiopatología y el tratamiento pueden variar mucho respecto a los GINMD. Las dos principales entidades únicas entre los trastornos funcionales del intestino son la dispepsia funcional y el síndrome del intestino irritable.[2]
La hipersensibilidad visceral es la percepción hipersensible del dolor visceral, que comúnmente experimentan las personas con trastornos gastrointestinales funcionales.[3]