Guerra de las Dos Rosas | ||||
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Arrancando las rosas rojas y blancas en los jardines de la Iglesia del Temple, por Henry Payne (c. 1908). Inspirada en la obra Enrique VI de Shakespeare, la escena muestra a los aliados de las facciones rivales escogiendo rosas rojas o blancas. | ||||
Fecha | 1455-1487 | |||
Lugar | Inglaterra, Gales y Calais | |||
Resultado |
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Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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La guerra de las Dos Rosas fue una guerra civil que enfrentó intermitentemente a los miembros y partidarios de la Casa de Lancaster contra los de la Casa de York entre 1455 y 1487. Ambas familias pretendían el trono de Inglaterra, por origen común en la Casa de Plantagenet, como descendientes del rey Eduardo III. El nombre «guerra de las dos Rosas» o «guerra de las Rosas», en alusión a los emblemas de ambas casas, la rosa blanca de York y la roja de Lancaster, fue producto del Romanticismo.
La guerra se dio principalmente entre los miembros de la aristocracia terrateniente y ejércitos de los señores feudales. El apoyo a cada uno de los bandos dependió, en gran medida, de los matrimonios dinásticos entre la nobleza. El patriarca de la casa de Lancaster, Juan de Gante, tuvo como primer título el de conde de Richmond, el mismo que detentaría Enrique VII al final de la guerra. El líder de la casa de York fue Edmundo de Langley, que ostentaba el Señorío de Cambridge. Más tarde, durante los reinados de los Tudor y de los Estuardo, Richmondshire y Cambridgeshire se transformarían en focos principales de recusantes y puritanos, respectivamente. Cabe destacar que la pelea entre las facciones se prolongó más allá de la época de Enrique, ya que los monarcas que le siguieron impulsaron la continuidad de los enfrentamientos.
La guerra de las Dos Rosas provocó la extinción de los Plantagenet y debilitó enormemente las filas de la nobleza, además de generar gran descontento social. Este período marcó el declive de la influencia inglesa en el continente europeo y el debilitamiento de los poderes feudales de los nobles; y, en contrapartida, creció la influencia de los comerciantes y de la monarquía centralizada bajo los Tudor. Esta guerra señala el fin de la Edad Media inglesa y el comienzo del Renacimiento.