Hispano flamenco es un término con el que la historiografía[1] designa la estrecha relación entre la cultura y el arte del espacio conocido impropiamente como Flandes (en realidad el Estado borgoñón) y la Monarquía Hispánica de la época de los Reyes Católicos (1469-1516), aunque realmente la relación se produjo especialmente con la Corona de Castilla y se extendió durante todo el Antiguo Régimen.[2]
La relación tenía una fuerte base política, social y económica, que se remontaba al menos hasta el siglo XIV, cuando la crisis bajomedieval, la guerra de los cien años y la apertura de las rutas marítimas abrieron un periodo histórico caracterizado por el predominio de la lana castellana (propiedad de la alta nobleza y las instituciones eclesiásticas que controlaban la Mesta) en el mercado textil de las pujantes ciudades burguesas de Flandes, en perjuicio de la lana inglesa. No es casual que la red de enlaces debidos a la diplomacia matrimonial diera como resultado que la casa de Habsburgo terminara gobernando ambos territorios.
No solo los tapices flamencos llegaron por los puertos cantábricos a España, sino también la pintura de los llamados primitivos flamencos. En general se produjo un predominio del gusto flamenco frente al gusto italiano que a su vez llegaba por los puertos mediterráneos de la Corona de Aragón, más conectada con la Italia de la época, en plena explosión estética del Renacimiento.
En el tercer cuarto del siglo XV, el arte morisco y el flamenco -en virtud de las estrechas relaciones con Borgoña y Flandes-, coexisten en la corte castellana y la integración de ambas corrientes es lo que Azcárate señala como el fundamento del estilo "hispano-flamenco" caracterizado por su monumentalismo, la decoración fastuosa propia del mudejarismo y la desvirtuación de la funcionalidad de los elementos constructivos. Para el profesor Azcárate este estilo hispano-flamenco es el correspondiente artístico a la unidad política nacional; es un arte cortesano "peculiar" que supone "el canto de cisne de la arquitectura gótica hispana", "la fase barroca del estilo gótico en España". Sin embargo, debemos considerar que el término, válido para la pintura, no se ajusta en modo alguno a la realidad arquitectónica que quiere significar, ya que no se trata de una simbiosis de ambas culturas arquitectónicas, sino que hace referencia al trabajo en España de artistas bretones, flamencos y germanos. Flamenco no significa invariablemente flamígero y flamígero no es exclusivo de Flandes.