En la mitología griega, Melampo (en griego Μέλαμπους, «el de los pies negros», de μέλας, mélas, «negro», y πούς, poús «pie») era un adivino griego. Hesíodo le dedicó un poema, la Melampodia, hoy desaparecido.[1]
Hijo de Amitaón y Aglaya y hermano de Biante según Diodoro Sículo,[2] o según otra tradición transmitida por Apolodoro, hijo de Amitaón e Idómene, hija de Feres.[3][nota 1] Ya de adulto, Melampo llegó a ser un adivino y curandero reputado. Recibió de Apolo el don de la profecía, y fue iniciado en el lenguaje de los pájaros:
En su infancia, Melampo había adquirido el don de la adivinación de la siguiente manera: habiendo encontrado una serpiente muerta, le tributó unos funerales, y las crías del reptil (que era hembra), agradecidas por esta acción y porque las había criado, lamieron sus orejas y le otorgaron así la facultad de entender, en particular, el lenguaje de las aves y, en general, el de todos los animales».[4]
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