La no monogamia es un término amplio para referirse a toda práctica o filosofía de relación íntima no diádica que no se ciña estrictamente a los estándares de la monogamia, en particular aquel de intercambiar sexo, amor y/o afecto con una sola persona.[1] En tal sentido, la palabra «no monogamia» puede aplicarse apropiadamente al sexo extramarital, al matrimonio grupal o al poliamor. El término no es sinónimo de infidelidad, en tanto en al menos algunos casos todas las partes están de acuerdo con la estructura de la relación, los miembros de la pareja a menudo están comprometidos uno al otro además de estarlo con sus otras parejas y el engaño sigue considerándose un comportamiento problemático en muchas relaciones no monógamas (no monogamia ética o consensuada).[2]
De manera más específica, la «no monogamia» indica formas de relación interpersonal, comenzadas intencionalmente, en las que las demandas de exclusividad (en términos de interacción sexual o de conexión emocional, por ejemplo) se atenúan o eliminan, y las personas pueden formar vínculos sexuales y/o románticos múltiples y simultáneos.[3] Esto contrasta con la monogamia, si bien puede surgir de la misma psicología.[4] De acuerdo con Jessica Fern, psicóloga y autora de Polysecure: Attachment, Trauma and Consensual Nonmonogamy (Poliseguros: Apego, trauma y no monogamia consensuada), en septiembre de 2020, alrededor de un 4% de los estadounidenses, esto es, casi 16 millones de personas, están «practicando un estilo de relación no monógamo»,[5] mientras que un estudio de 2016 señaló que más del 21% de los estadounidenses han participado en la no monogamia consensuada en «algún momento de sus vidas».[6] En enero de 2020, una encuesta de YouGov encontró que cerca de un tercio de los adultos estadounidenses cree que «su relación ideal es no monógama en cierta medida».[7]