La ortodoxia bizantina está organizada en Iglesias autocéfalas: los cuatro antiguos patriarcados (que junto con la Iglesia de Roma conformaban la pentarquía del primer milenio), los patriarcados de origen más reciente y otras Iglesias ortodoxas.[1] En la corriente principal (o «canónica») hay un total de catorce o quince Iglesias autocéfalas que conforman la Iglesia ortodoxa; aunque existen también otras Iglesias no reconocidas por las Iglesias canónicas. Cada Iglesia autocéfala es gobernada por una jerarquía independiente encabezada por un patriarca, arzobispo o metropolitano (por ejemplo, el patriarca de Alejandría, de Antioquía, de Jerusalén, etc.) que hace de autoridad suprema en su propia Iglesia, reconociendo un primado de honor al patriarca de Constantinopla. En las Iglesias autocéfalas tienen a su vez algunas Iglesias con el estatus de «autónomas», lo que quiere decir que gozan de mayor autonomía que las simples eparquías.
Muchas de estas jurisdicciones corresponden a los territorios de uno o más estados modernos. Por ejemplo, el Patriarcado de Moscú corresponde a Rusia y algunos de los otros estados postsoviéticos.[2] Pueden incluir también metrópolis, obispados (diócesis), parroquias, monasterios o metoquiones periféricos correspondientes a diásporas que también pueden estar ubicadas fuera del país en el que reside el primado (este es el caso del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla cuyo territorio canónico se encuentra ubicado en parte en el nororiente de Grecia); en ocasiones, tales jurisdicciones se superponen (p. ej., en la región de Besarabia se superponen las jurisdicciones de los patriarcas de Bucarest y de Moscú).
La expansión del cristianismo comenzó en el área oriental de la cuenca del Mediterráneo dentro de la cultura griega, dando lugar al desarrollo de la ortodoxia bizantina. El cristianismo ortodoxo, que incluye la ortodoxia bizantina y la ortodoxia oriental, es una de las tres ramas principales del cristianismo, junto con el catolicismo y el protestantismo.[3][4]
Las comunidades ortodoxas bizantinas comparten conocimientos, enseñanzas y oficios de gran similitud, y un fuerte sentido de identificarse como partes de una sola Iglesia. El transcurso del año para todo cristiano ortodoxo se ve marcado a través del calendario litúrgico de la Iglesia de la que depende.
Los cristianos ortodoxos creen que el Espíritu Santo procede únicamente de Dios Padre y no «del Padre y del Hijo» (Filioque).[5]