Translatio imperii o traslatio imperii («traslado del imperio» o «transferencia de dominio», en latín) es un concepto historiográfico originario de la Edad Media, en el que la historia se ve como una sucesión lineal de transferencias de un imperium que inviste poder supremo en un gobernante único, un «emperador» (o a veces incluso varios emperadores, por ejemplo, el Imperio romano de Oriente y el Sacro imperio romano de Occidente). Translatio imperii es una expresión que se utilizó en distintos contextos como justificación de la legitimidad de un poder imperial por transferencia de un poder similar preexistente.[1] En palabras de J. G. A. Pocock: «Translatio imperii es en varias formas la antítesis de la Decadencia y Caída... implica que el imperio se ha transferido de mano en mano y de lugar en lugar, de los romanos a los griegos [es decir, del Imperio romano al Imperio bizantino] y de los griegos a los francos [es decir, al Imperio carolingio] (ambos permaneciendo romanos) y de tal forma habría sobrevivido».[2]
El concepto está estrechamente vinculado al de translatio studii (el movimiento geográfico del aprendizaje). Se cree que ambos términos tienen su origen en el segundo capítulo del Libro de Daniel de la Biblia hebrea (versículos 39-40).[3]