El tratado de Sevilla fue un acuerdo firmado el 9 de noviembre de 1729, tras la guerra angloespañola de 1727-1729, entre España, Francia y Gran Bretaña, que posteriormente se añadieron los Países Bajos. Se firmará en Sevilla debido a que entre 1729 y 1733 Felipe V inicia un periplo por Andalucía que le llevará a establecer la Corte en Sevilla. El Tratado fue la pieza clave que permitió al infante Don Carlos, futuro Carlos III, ser Duque de Parma y Plasencia. Además de príncipe heredero del Gran Ducado de Toscana, que recibiría a la muerte de Juan Gastón de Médici.