Un alud, también conocido como avalancha, es el desplazamiento de una capa de nieve en una zona en pendiente que se dirige ladera abajo con una velocidad que puede variar y a la que también se puede incorporar parte del sustrato y de la cobertura vegetal de la pendiente.
Suelen ser causados ya sea por la cantidad de nieve que se acumula en la zona de inicio de la avalancha, es decir, por sobrecarga, lo que genera un colapso dentro del manto de nieve, normalmente a nivel de una capa débil, y además debe existir un ángulo de ladera entre 25° y 45° preferentemente. También pueden ser generados por personas, esquiadores, montañistas, alpinistas, motos de nieve, maquinaría o animales como guanacos, y todo está relacionado con la sobrecarga del manto de nieve. Por otra parte, las lluvias sobre el manto de nieve pueden ser la causa de una avalancha y también puede haber avalanchas provocadas o inducidas con explosivos, que se clasifican como avalanchas artificiales.[1]