Un aria, del italiano aria ("aire"), es un subgénero musical dentro de la ópera que se caracteriza por no contener ninguna especie de coro, únicamente está la voz del cantante, habitualmente con acompañamiento orquestal y como parte de una ópera o de una zarzuela. Antiguamente, era cualquier melodía expresiva ejecutada frecuentemente, aunque no siempre, por un cantante. Un aria es similar al mundo de las suites al ser una pieza de carácter cantabile, de movimiento lento, ternaria o binaria y con profusa ornamentación. En todo caso, es una composición teatral o musical de finales del Renacimiento, compuesta para ser ejecutada por un solo intérprete.[1]
Durante el siglo XVII, en la época de la ópera barroca, el aria se escribía en forma ternaria (A-B-A), a la cual se le conocía como aria da capo (aria desde el principio) debido a la repetición de la primera parte al final del aria. El aria luego «invadió» el repertorio operístico con numerosas variantes (aria cantabile, aria agitata, aria di bravura, entre otras). A mediados del siglo XIX, las óperas se convirtieron en una sucesión de arias, reduciendo el espacio disponible para los recitativos.[2]
Un aria actualmente suele usarse para obras de teatro o, generalmente, aperturas de óperas. El contexto típico de las arias es la ópera, pero las arias vocales también aparecen en oratorios y cantatas, o pueden ser aria de conciertos independientes. El término se utilizaba originalmente para referirse a cualquier melodía expresiva, normalmente, aunque no siempre, interpretada por un cantante.[3]