Carlomagno

Carlomagno
Rey de los francos y de los lombardos
Imperator Romanum gubernans Imperium

Denario imperial en plata de Carlomagno, inspirado en los modelos romanos. Esta representación es lo más próximo a un retrato contemporáneo del Imperator.
Imperator Romanum gubernans Imperium
24 de diciembre de 800-28 de enero de 814
Sucesor Ludovico Pío
Rey de los francos
(junto a Carlomán I entre 768 y 771)
(junto a Carlos el Joven entre 800 y 811)
9 de octubre del 768-28 de enero del 814
Predecesor Pipino el Breve
Sucesor Ludovico Pío
Información personal
Coronación 25 de diciembre del 800
por el papa León III en Roma
Nacimiento 2 de abril del 742, 747 o 748
¿Herstal?
Fallecimiento 28 de enero del 814
Aquisgrán
Sepultura Catedral de Aquisgrán
Religión Catolicismo
Familia
Dinastía Carolingia
Padre Pipino el Breve
Madre Bertrada de Laon
Consorte Familia
Hijos Descendencia

Firma Firma de Carlomagno
Imperio carolingio (814)

Carlomagno (en latín, Carolus [Karolus] Magnus; 2 de abril de 742, 747 o 748-Aquisgrán, 28 de enero de 814), de nombre personal Carlos, como Carlos I el Grande fue rey de los francos desde 768, rey nominal de los lombardos desde 774 e Imperator Romanum gubernans Imperium[Nota 1]​ desde 800 hasta su muerte. Carlomagno consiguió unir la mayor parte de Europa Occidental y Central y fue el primer emperador reconocido en gobernar Europa Occidental tras la caída del Imperio romano de Occidente, aproximadamente tres siglos antes.[1]​ El Estado franco expandido que fundó Carlomagno fue el Imperio carolingio, considerado la primera fase de la historia del Sacro Imperio Romano Germánico. Fue canonizado por el antipapa Pascual III —acto que posteriormente se consideró inválido— y algunos lo consideran beatificado (que es un paso en el camino hacia la santidad) en la Iglesia católica. Tradicionalmente, la Iglesia católica lo venera como beato el 28 de enero. La Iglesia ortodoxa no veía con tan buenos ojos a Carlomagno, debido a su apoyo a la clásula filioque y a la preferencia que mostró el Papa hacia él como emperador frente a la primera mujer monarca del Imperio bizantino, Irene de Atenas. Estas y otras disputas condujeron a la ruptura de Roma y Constantinopla en el Gran Cisma de 1054.[2]

Hijo del rey Pipino el Breve y de Bertrada de Laon, sucedió a su padre y virreinó con su hermano, Carlomán I. Aunque las relaciones entre ambos se tornaron tensas, la repentina muerte de Carlomán evitó que estallara la guerra. Reforzó las amistosas relaciones que su padre había mantenido con el papado y se convirtió en su protector tras derrotar a los lombardos en Italia. Combatió a los musulmanes que amenazaban sus posesiones en la península ibérica y trató de apoderarse del territorio, aunque tuvo que batirse en retirada y a causa de un ataque de los vascones, perdió a toda su retaguardia, así como a Roldán, en el desfiladero de Roncesvalles.[3]​ Luchó contra los pueblos eslavos. Tras una larga campaña logró someter a los sajones, obligándolos a convertirse al cristianismo e integrándolos en su reino; de este modo allanó el camino para el establecimiento del Sacro Imperio Romano Germánico bajo la dinastía sajona.

Expandió los distintos reinos francos hasta transformarlos en un imperio, al que incorporó gran parte de Europa Occidental y Central. Conquistó Italia y fue coronado Imperator Augustus por el papa León III el 25 de diciembre de 800 en Roma, gracias a la oportunidad ofrecida por la deposición de Constantino VI y lo que se consideraba la vacancia del trono imperial, ocupado por una mujer, Irene. Estos hechos provocaron la indignación de la corte imperial, que se negó a reconocer su pretendido título. Tras unos frustrados planes de boda entre Carlomagno e Irene, estalló la guerra. Finalmente, en 812 Miguel I Rangabé reconoció a Carlomagno como emperador (aunque no «emperador de los romanos»).

Comúnmente se ha asociado su reinado con el Renacimiento carolingio, un resurgimiento de la cultura y las artes latinas a través del Imperio carolingio, dirigido por la Iglesia católica[cita requerida], que estableció una identidad europea común. Por medio de sus conquistas en el extranjero y sus reformas internas, Carlomagno sentó las bases de lo que sería Europa Occidental en la Edad Media. Hoy día, Carlomagno es considerado no solo como el fundador de las monarquías francesa y alemana, que le nombran como Carlos I, sino también como «el padre de Europa». Pierre Riché escribe:

[...] Disfrutó de un destino excepcional, y por la dirección de su reinado, por sus conquistas, legislación y legendaria estatura, marcó profundamente la historia de Europa Occidental.[4]

Su política expansiva continuó con la conquista y anexión del reino lombardo, realizada en el 774, mediante una alianza de los francos con el Papado. Dominada Italia, Carlomagno concentró sus energías en la conquista de Sajonia, empresa que le exigió dieciocho campañas sucesivas entre los años 772 y 804. La extensión geográfica del reino de Carlomagno correspondía a la totalidad de lo que hoy son Francia, Suiza, Austria, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, y la mayor parte de Alemania, Italia, Hungría, la República Checa, Eslovaquia y Croacia. El día de Navidad del año 800 el papa León III coronó a Carlomagno emperador, dando comienzo así un nuevo Imperio germánico, que perviviría hasta comienzos del siglo XIX.

Aunque la continuidad de este Imperio germánico con el Imperio Romano de Occidente, desaparecido tres siglos antes, era una ficción, la restauración de la idea imperial significaba una aspiración a un poder universal por encima de los príncipes de los distintos reinos, que sería la contrapartida temporal de la supremacía del papa en lo espiritual. Esta peculiar alianza y complementariedad del emperador con el papa daría lugar a una pugna por la supremacía entre ambos poderes, que se prolongaría a lo largo de la Edad Media. En una época caracterizada por el alto grado de violencia y de anarquía que presidía la vida social, el Imperio carolingio fue un gran esfuerzo de organización político-administrativa. La dinastía Carolingia siguió al frente del Imperio hasta comienzos del siglo X, y en el Trono de Francia, hasta el 987.


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  1. Becher, Matthias (2005). Charlemagne (en inglés). Yale University Press. ISBN 978-0300107586. 
  2. Gregory, Timothy E. (2008). A history of Byzantium. Blackwell history of the ancient world (Nachdr. edición). Blackwell Publishing. ISBN 978-0-631-23513-2. 
  3. Andre Maurois, Historia de Francia, p. 36.
  4. Riché, xviii.

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