Antiguos ksurs de Uadane, Chingueti, Tichit y Ualata | ||
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Patrimonio de la Humanidad de la Unesco | ||
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Localización | ||
País | Mauritania | |
Coordenadas | 20°27′18″N 12°21′42″O / 20.455121, -12.361622 | |
Datos generales | ||
Tipo | Cultural | |
Criterios | iii, iv, v | |
Identificación | 750 | |
Región | Estados árabes | |
Inscripción | 1996 (XX sesión) | |
Chingueti[1] (en árabe: شنقيط) es una medina medieval en el centro de Mauritania, situada al este de la meseta de Adrar, a 150 km al este de Atar. Es conocida como "la Sorbona del desierto" "por la antigüedad y riqueza de sus preciosos libros árabes, adquiridos desde hace siglos, guardados celosamente por algunas de sus nobles familias".[2]
La ciudad está dividida en dos por un uadi. A un lado, está el barrio antiguo, y al otro lado se encuentra el barrio nuevo.
Fundada en el siglo XII como el centro de varias rutas del comercio transahariano, esta pequeña ciudad sigue atrayendo a muchos visitantes que admiran su arquitectura, los exóticos paisajes y las antiguas bibliotecas. La ciudad está seriamente amenazada por la invasión del desierto; las inmensas dunas marcan su frontera occidental y varias casas han sido abandonadas por la invasión de arena.
La arquitectura autóctona de los mayores sectores de la ciudad son características por la mampostería en seco rojiza y las casas de adobe, con techos planos de madera de palmas. Muchas de las casas más antiguas tienen puertas talladas a mano de árboles de acacia de los alrededores que han desaparecido por la tala desmedida. Muchas viviendas disponen de patios que, a lo largo de estrechas calles, conducen a la mezquita central.
Los edificios más notables de la ciudad incluyen la Mezquita de Chingueti (una antigua estructura de piedra en seco con una plaza con minarete), una antigua fortaleza de la Legión Extranjera Francesa y una gran torre de agua. El casco antiguo de Chingueti cuenta con cinco importantes bibliotecas, que albergan manuscritos sobre avances científicos y textos del Corán, muchos de los cuales datan de finales de la Edad Media.
En los últimos años, el gobierno de Mauritania, fuerzas de paz estadounidenses, y varias ONG han tratado de impulsar en la ciudad una especie de centro para turistas aventureros, lo que permite a los visitantes esquiar en las dunas de arena, visitar sus bibliotecas y apreciar la belleza natural del Sahara Occidental.