Las interfaces cerebro-computadora (ICC), también conocidas como interfaces cerebro-máquina (ICM), interfaces cerebro-ordenador (ICO), interfaces neuronales directas (IND) o sencillamente como tecnología BCI por las siglas del término en inglés Brain–Computer Interfaces,[1] constituyen una tecnología que se basa en la adquisición de información neural (por ejemplo datos de electrofisiología nerviosa o registros de ondas cerebrales) para su procesamiento e interpretación a través de un ordenador.
Establecen un nuevo camino para interactuar con tecnología mediante nuestro pensamiento, ya que estas interfaces permiten transformarlo en acciones reales en nuestro entorno.[cita requerida]