Jorge Luis Borges | ||
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Retrato de Jorge Luis Borges en 1951, realizado por Grete Stern | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Jorge Francisco Isidoro Luis Borges | |
Nacimiento |
24 de agosto de 1899 Buenos Aires (Argentina) | |
Fallecimiento |
14 de junio de 1986 (86 años) Ginebra (Suiza) | |
Causa de muerte | Cáncer de hígado | |
Sepultura | Cementerio de los Reyes | |
Nacionalidad | argentina | |
Religión | Agnosticismo | |
Lengua materna | Español | |
Familia | ||
Padres |
Jorge Guillermo Borges Haslam Leonor Rita Acevedo Suárez | |
Cónyuge |
Elsa Astete Millán (matr. 1967; div. 1970) María Kodama (matr. 1986; fall. 1986) | |
Pareja |
Concepción Guerrero Estela Canto | |
Educación | ||
Educado en | Collège Calvin (hasta 1918) | |
Información profesional | ||
Ocupación | Escritor, poeta, cuentista, ensayista, traductor, crítico literario, guionista, bibliotecario, profesor, editor | |
Empleador | ||
Seudónimo |
Alex Ander Benjamín Beltrán Andrés Corthis Pascual Güida Bernardo Haedo José Tuntar Junto a Bioy Casares Honorio Bustos Domecq Benito Suárez Lynch | |
Lengua literaria | Español | |
Género | Poesía y ensayo | |
Obras notables |
Ficciones El Aleph El libro de arena El hacedor | |
Miembro de | ||
Firma | ||
Jorge Francisco Isidoro Luis Borges (Buenos Aires, 24 de agosto de 1899-Ginebra, 14 de junio de 1986) fue un escritor, poeta, ensayista y traductor argentino, extensamente considerado una figura clave tanto para la literatura en español como para la literatura universal.[1] Sus dos libros más conocidos, Ficciones y El Aleph, publicados en la década de 1940, son recopilaciones de cuentos conectados por temas comunes como los sueños, los laberintos, las bibliotecas, los espejos, los autores ficticios y las mitologías europeas; sus argumentos exploran ideas filosóficas relacionadas, por ejemplo, con la memoria, la eternidad, la posmodernidad y la metaficción.[2] Las obras de Borges han contribuido ampliamente a la literatura filosófica, al género fantástico y al posestructuralismo, e influyeron profundamente en el realismo mágico de la literatura latinoamericana durante el siglo XX.[3]
Nacido en Palermo (por entonces un suburbio de Buenos Aires), Borges se trasladó en la adolescencia con su familia a Suiza, donde residió durante cuatro años, estudiando en el Collège de Genève. La familia viajaría extensamente por Europa, llegando a vivir en España. Regresó a Argentina en 1921, y comenzó a publicar sus poemas y ensayos en revistas literarias ultraístas mientras trabajaba como bibliotecario, profesor y conferenciante. En 1955 fue nombrado director de la Biblioteca Nacional de la República Argentina y profesor de literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires. A la edad de 55 años quedó casi completamente ciego; numerosos investigadores han sugerido que su ceguera progresiva lo motivó a crear símbolos literarios innovadores a través de la imaginación, así como a preferir la poesía y los cuentos breves a las novelas.[4]
Durante los años sesenta, su trabajo fue traducido y publicado en los Estados Unidos y en Europa. En 1961 llegó a la fama internacional al obtener el primer Premio Formentor, que recibió junto a Samuel Beckett. En 1971 ganó el Premio Jerusalén; su reputación internacional se consolidó entre estos años, ayudado por la disponibilidad de las traducciones al inglés de su obra, por el éxito de Cien años de soledad de García Márquez y por el boom latinoamericano, aunque su participación en él es relativa.[5][6] Borges dedicó su último libro, Los conjurados, a la ciudad de Ginebra, donde moriría en 1986.[7] El escritor y ensayista J. M. Coetzee dijo en su libro sobre Borges que: «Él, más que nadie, renovó el lenguaje de la ficción, abriendo así el camino a una generación de novelistas hispanoamericanos».[8]
Galardonado con numerosas distinciones,[9] fue también polémico por sus posturas políticas conservadoras; la importancia de éstas continúa siendo causa de debate, particularmente por la posibilidad de que estas le hayan impedido obtener el Premio Nobel de Literatura,[10][11] al que fue candidato durante casi treinta años.
Que un individuo quiera despertar en otro individuo recuerdos que no pertenecieron más que a un tercero es una paradoja evidente. Ejecutar con despreocupación esa paradoja es la inocente voluntad de toda biografía.J. L. Borges, Evaristo Carriego[12]