Un lago es un cuerpo de agua generalmente dulce, que se encuentra separado del mar. El aporte de agua a todos los lagos viene de los ríos, arroyos, de aguas freáticas y precipitación.[1] La distinción general entre estanques, lagunas y lagos es vaga, pero Brown afirma que los estanques y las lagunas tienen toda la superficie del fondo expuesta a la luz, mientras que los lagos no.[2]
Los lagos se forman en depresiones topográficas creadas por una variedad de procesos geológicos como movimientos tectónicos, movimientos de masa, vulcanismo, formación de barras, acción de glaciares e incluso impactos de meteoritos. También existen lagos creados artificialmente por la construcción de una represa.
Los grandes lagos que no tienen salida al mar son llamados también «mares cerrados», como el mar Caspio, que en realidad es una laguna, pero la regla no es clara, pues se habla del mar Muerto y del Gran Lago Salado. A veces se propone distinguir los mares de los lagos por el carácter del agua salada del mar y dulce de los lagos. Un ejemplo de un lago con salida al mar es el Lago de Maracaibo en Venezuela.
Los lagos son una importante reserva de agua dulce utilizada por los seres humanos para el riego de cultivos, como fuente de agua potable, y en algunos casos para producir energía eléctrica.