La Lustratio (en griego antiguo, κάθαρσις) era una ceremonia de purificación en la Antigua Grecia y la Antigua Roma[1] que estaba conectada con sacrificios y otros ritos religiosos como las procesiones. Se realizaba vertiendo o pulverizando agua con una rama de laurel o de olivo, y en el caso de la Antigua Roma, a veces se utilizaba un utensilio llamado aspergillum (hisopo). En ciertas ocasiones, podía consistir en quemar ciertos materiales, ya que se pensaba que el humo producido tenía también un efecto purificador.[2]
En algunas circunstancias, se asociaba con el sacrificio de un cerdo (sus), un cordero (ovis) y un toro o ternero (taurus) (suovetaurilia), mediante un ritual por los que se les hacía procesionar previamente alrededor de la persona u objeto de la purificación.