Microcosmos y macrocosmos

Ilustración de la analogía entre el cuerpo humano y un cosmos geocéntrico: la cabeza es análoga al cœlum empyreum, más cercano a la luz divina de Dios; el pecho al cœlum æthereum, ocupado por los planetas clásicos (donde el corazón es análogo al sol); el abdomen al cœlum elementare; las piernas a la masa terrosa oscura (molis terreæ) que sostiene este universo.[nota 1]

La analogía microcosmos-macrocosmos se refiere a una visión holística que postulaba una similitud estructural entre el ser humano (el microcosmos, es decir, el «orden pequeño» o el «pequeño universo») y el cosmos en su conjunto (el macrocosmos, es decir, el «gran orden» o el «gran universo»).[nota 2]​ Dada esta analogía fundamental, las verdades sobre la naturaleza del cosmos en su conjunto pueden inferirse de las verdades sobre la naturaleza humana, y viceversa.[1]

Entiéndase al microcosmos como aquello que es cercano a lo terrenal, es decir, a lo que lo afecta directamente a los individuos, mientras que el macrocosmos busca entender al cosmos como totalidad, donde no solo lo humano es importante, sino también todo lo que trasciende de él, como lo es averiguar el origen y la esencia de las cosas.[2]

Un corolario importante de la analogía microcosmos-macrocosmos es que se puede considerar que el cosmos como un todo que está vivo y, por lo tanto, tiene una mente o alma (el Anima mundi), una posición propuesta por Platón en su Timeo.[3]​ Además, a menudo se pensaba que esta mente o alma cósmica era divina, sobre todo por los estoicos y aquellos que fueron influenciados por ellos, como los autores de los Hermetica.[4]​ Por lo tanto, a veces se infirió que la mente o el alma humanas también eran de naturaleza divina.

Aparte de esta importante aplicación psicológica y noética (es decir, relacionada con la mente), la analogía también se aplicó a la fisiología humana.[5]​ Por ejemplo, las funciones cosmológicas de los siete planetas clásicos se tomaron a veces como análogas a las funciones fisiológicas de los órganos humanos, tales como el corazón, el bazo, el hígado, el estómago, etc.[nota 3]

El punto de vista en sí es antiguo y se puede encontrar en muchos sistemas filosóficos en todo el mundo, como por ejemplo en la antigua Mesopotamia,[6]​ en el antiguo Irán[7]​ o en la antigua filosofía china.[8]​ Sin embargo, los términos microcosmos y macrocosmos se refieren más específicamente a la analogía tal como se desarrolló en la filosofía griega antigua y sus descendientes medievales y principios de la época moderna.

En el uso contemporáneo, los términos microcosmos y macrocosmos también se emplean para referirse a cualquier sistema más pequeño que sea representativo de uno más grande, y viceversa.


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  1. Sobre el macrocosmos y el microcosmos en general, ver, p. ej., Conger, 1922;Allers, 1944;Barkan, 1975.
  2. Copleston, Frederick (2011). Historia de la filosofía. España: Ariel. ISBN 8434469502. 
  3. Ver Olerud, 1951.
  4. On the Stoics, see Hahm, 1977, 63ff.; on the Hermetica, see Festugière, 1944–1954, vol. I, pp. 92-94, 125-131.
  5. Ver, p. ej.,Kranz, 1938, pp. 130–133.
  6. Svärd y Nokso-Koivisto, 2014.
  7. Götze, 1923;Duchesne-Guillemin, 1956.
  8. Raphals, 2015–2020.

Microcosmos y macrocosmos

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