La plaga de Justiniano fue una pandemia que afectó al Imperio romano de Oriente o Imperio bizantino, incluyendo a la ciudad de Constantinopla y otras partes de Europa, Asia y África entre los años 541 y 750. Se calcula que, entre estos años, la población de esos continentes perdió entre 25 y 50 millones de personas, es decir, entre el 13 % y el 26 % de la población estimada en el siglo VI. Se ha llegado a considerar como una de las más grandes plagas de la historia. Se supone que la causa fue la peste bubónica,[1] y las investigaciones más recientes confirman que se trata de la misma plaga bubónica relacionada con las infecciones actuales o de la época medieval.[2] Al menos dieciocho olas de peste se extendieron por la cuenca del Mediterráneo hacia áreas distantes como Persia e Irlanda entre 541 y 750.[3]El primer brote fue del 541-4 en el Mediterráneo y hasta 549 en el norte de Europa.[4]
La pandemia fue recurrente en torno a los puertos del Mediterráneo hasta aproximadamente el año 750, causando un gran impacto en la historia de Europa. Historiadores modernos le dieron su nombre en referencia al emperador romano Justiniano I, que regía entonces el Imperio bizantino. El impacto sociocultural en el período de Justiniano ha sido comparado al de la muerte negra. Según algunos historiadores del siglo VI, la plaga epidémica tuvo repercusiones a nivel mundial, atacando Asia, África y Europa. Los estudios tradicionales señalan el inicio del contagio, y su penetración en Europa, en el este de África, aunque recientes estudios genéticos señalan que el reservorio original de la cepa pudo estar en China.[1]