Un Reactor de Sal Fundida (RSF, o como sus siglas en inglés, MSR: Molten Salt Reactor) es un tipo de reactor nuclear de fisión en el cual el principal refrigerante, o incluso el combustible mismo, es una mezcla de sal fundida. Los RSF funcionan a mayores temperaturas que los reactores enfriados por agua para lograr una elevada eficiencia termodinámica manteniendo una baja presión de vapor.
La capacidad de operar a presiones cercanas a la atmosférica reduce el estrés mecánico soportado por el sistema. De esa manera se simplifica el diseño del reactor y mejora la seguridad. El combustible nuclear puede estar formado por barras sólidas o estar disuelto dentro del refrigerante.
En la mayoría de los diseños el combustible nuclear está disuelto en el refrigerante de sales fundidas en forma de fluoruro como tetrafluoruro de uranio (UF4). El fluido se vuelve crítico en un núcleo de grafito que sirve como moderador. Los reactores de fluido combustible presentan problemas de seguridad significativamente diferentes en comparación con los diseños que emplean combustible sólido.[1]
Investigaciones más recientes se han centrado en las ventajas prácticas de un ciclo de refrigeración de alta temperatura y baja presión. Muchos diseños modernos dependen de combustible cerámico dispersado en una matriz de grafito, con la sal fundida aportando la baja presión y la alta temperatura de refrigeración. Las sales son mucho más eficientes para eliminar el calor del núcleo, reduciendo la necesidad de bombeo y tuberías, y disminuyendo el tamaño del núcleo de acuerdo a los componentes de menor escala.
Hacia 1960 estaba clara la visión de una familia de reactores de sal fundida. La factibilidad técnica parecía estar en un sólido terreno – mediante una combinación compatible de sal, grafito y materiales de contención – pero se precisaba un reactor para demostrar esta tecnología. Este fue el objeto del «experimento de reactor de sal fundida» (MSRE en sus iniciales en inglés): demostrar que algunas de las características clave de los propuestos reactores de energía de sal fundida podían ser incorporadas en un reactor práctico que pudiera ser operado con seguridad y fiabilidad y que pudiese ser mantenido sin excesivas dificultades. Para simplificarlo debía de ser aceptablemente pequeño, un reactor de un fluido que funcionase a 10 MW(t) o menos, con dispersión del calor en el aire, a través de una sal secundaria.