Sacrificio humano

Sacrificios humanos ilustrados en el Códice Mendoza (siglo XVI). Para los aztecas, la extracción del corazón se veía como un medio para liberar el Istli y reunirlo con el Sol.
Abraham, a punto de sacrificar a su hijo Isaac, es interrumpido por un ángel, Caravaggio (1590-1610), Los Oficios, Florencia.

Los sacrificios humanos (del latín sacrificĭum, ("sacrum" + "facere"), significa hacer las cosas sagradas, actos de honra, entrega, a una divinidad) eran la ofrenda de un ser humano a una deidad en señal de homenaje o expiación. En sentido amplio, es toda muerte ritual de una o muchas personas a manos de un tercero o de una institución. Los sacrificios humanos fueron practicados en muchas culturas antiguas. Se mataba a las víctimas ritualmente de una forma que pretendía apaciguar o halagar a los dioses.

Los sacrificios humanos fueron practicados en las religiones celtas de la Edad de Bronce y en los rituales relacionados con la adoración de los dioses en Escandinavia. Para los habitantes de la antigua Cartago, enemiga sempiterna de Roma, el sacrificio de infantes recién nacidos era también una manera de aplacar a sus dioses.

La Biblia contiene también un relato sobre el intento de sacrificio de su hijo Isaac que Dios le pide a Abraham, siendo luego detenido por Dios mismo, al superar la prueba de fe.


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