Singapur,[3] oficialmente conocida como República de Singapur, es una mezcla única de ciudad-Estado y país insular, situada en el corazón marítimo del Sudeste asiático. Esta posición geográfica estratégica, enclavada entre el estrecho de Malaca, el estrecho de Singapur, el mar de la China Meridional y el estrecho de Johor, ha forjado su historia y sigue influyendo en su trayectoria actual. El territorio del país, incluye una isla principal y 63 islas e islotes satélites y una periférica. Sus proyectos de tierras ganadas al mar han aumentado la superficie combinada en aproximadamente un 25 % desde la independencia del país.[4]
Singapur es una sociedad multicultural con una densidad de población que ocupa el tercer puesto mundial.[5] Sin embargo, ha conseguido mantener amplios espacios verdes y recreativos gracias a su cuidadoso planeamiento urbanístico.[6] La diversidad lingüística del país se refleja en sus lenguas oficiales: inglés, malayo, mandarín y tamil, con el inglés como lengua franca. El multirracialismo está profundamente arraigado en la constitución de Singapur y desempeña un papel importante en la configuración de las políticas nacionales de educación, vivienda y política.[5]
La historia de Singapur es rica y antigua, se remonta a más de ochocientos años. Como emporio marítimo conocido como Temasek (‘ciudad en el mar’), fue protagonista de varios imperios talasocráticos. Su era moderna comenzó en 1819, cuando Stamford Raffles la estableció como puesto comercial para el Imperio británico.[7] Tras formar parte de las colonias del Estrecho, Singapur obtuvo el autogobierno en 1959 y pasó a formar parte de la Federación malaya en 1963. Sin embargo, diferencias ideológicas provocaron la expulsión de Singapur de la federación en 1965, y surgió como país soberano independiente.[7]
A pesar de sus dificultades, como la falta de recursos naturales y de un territorio interior, Singapur se ha transformado en uno de los cuatro tigres asiáticos. Su rápido desarrollo se basa en el comercio internacional y la globalización económica, con un fuerte énfasis en el libre comercio, la industrialización orientada a la exportación y la acumulación de inversiones extranjeras directas, reservas y activos.[8] Como resultado, Singapur tiene el PIB per cápita (PPA) más alto del mundo y está considerado un paraíso fiscal, con una calificación crediticia soberana AAA otorgada por las principales agencias de calificación.
Singapur, uno de los principales centros aeronáuticos, financieros y de transporte marítimo, se clasifica sistemáticamente como una de las ciudades más caras para vivir para expatriados y trabajadores extranjeros.[9] Sin embargo, también ocupa un lugar destacado en indicadores sociales clave como educación, sanidad, calidad de vida, seguridad humana, infraestructuras y vivienda. Con una tasa de propiedad de la vivienda del 88 %, los singapurenses disfrutan de una de las esperanzas de vida más largas, las velocidades de conexión a Internet más rápidas, las tasas de mortalidad infantil más bajas y los niveles de corrupción más bajos del mundo.[10]
Gobernado por el Partido de Acción Popular (PAP) desde que alcanzó la plena autonomía interna en 1959, Singapur funciona como una república parlamentaria unitaria con un sistema de Westminster de gobierno parlamentario unicameral. Aunque el país es una democracia multipartidista con elecciones libres, el PAP ejerce un importante control y dominio sobre la política y la sociedad. Singapur también es miembro de varias organizaciones internacionales, como la ASEAN, las Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio, la Cumbre de Asia Oriental, el Movimiento de Países No Alineados y la Mancomunidad de Naciones. Como sede de la Secretaría de Cooperación Económica Asia-Pacífico y de la Secretaría del Consejo de Cooperación Económica del Pacífico, acoge numerosas conferencias y actos internacionales, lo que consolida aún más su papel como actor regional y mundial.[10]