El surrealismo[1] (del francés surréalisme) fue un movimiento cultural desarrollado en Europa tras la Primera Guerra Mundial, influenciado en gran medida por el dadaísmo.[2] La RAE lo describe como «movimiento artístico y literario que intenta sobrepasar lo real impulsando lo irracional y onírico mediante la expresión automática del pensamiento o del subconsciente».[3]
El movimiento es conocido por sus artes visuales y su escritura mezclado a una imaginación inusual. Los artistas pintaban imágenes desconcertantes e ilógicas, a menudo con una precisión fotográfica, creando extrañas criaturas de objetos cotidianos y desarrollando técnicas pictóricas que permitían desvelar el subconsciente.[4] El objetivo era, según André Breton, «convertir las contradicciones de los sueños y la realidad en una realidad absoluta, una súper realidad».[5]
Las obras surrealistas contienen elementos y sus otras posiciones inesperadas y non sequitur; sin embargo, muchos artistas y escritores surrealistas describen su obra primero como una expresión del movimiento filosófico y, lo que es más importante, concebidas como un artefacto. Breton afirmaba que el surrealismo era un movimiento revolucionario, siendo asociado a causas políticas como el comunismo y el anarquismo.
El término «surrealismo» fue acuñado por primera vez por Guillaume Apollinaire en 1917.[6] No obstante, el movimiento surrealista no se estableció hasta el 15 de octubre de 1924, cuando el poeta y crítico francés André Breton publicó el Manifiesto del surrealismo en París.[7] Esta ciudad sería la sede central del movimiento. Desde la década de 1920 en adelante, el movimiento se expandió por el mundo, influyendo las artes visuales, la literatura, el cine y la música de múltiples países e idiomas, así como pensamiento y práctica política, filosofía y teoría social.