Tolerancia se refiere a la capacidad de respetar las ideas, preferencias, formas de pensamiento o comportamientos de las demás personas.[1][2]El Diccionario Random House define a la tolerancia como "una actitud justa, objetiva y permisiva hacia aquellos cuyas opiniones, creencias, prácticas, orígenes raciales o étnicos, etc., difieren de los propios".[3] (La palabra proviene del latín tolerantĭa, que significa «cualidad de quien puede aceptar»). El concepto surgió en Francia a finales del siglo XVI durante las guerras de religión que enfrentaron a católicos y protestantes. Designaría inicialmente la indulgencia hacia la opinión de los demás sobre los puntos del dogma que la Iglesia no consideraba como esenciales. Así, nació con un sentido peyorativo pues se trataba de soportar lo que no se podía erradicar. El sentido positivo del término se afirmó en el siglo siguiente con John Locke y Pierre Bayle y la Ilustración del siglo XVIII lo convierte en uno de sus valores fundamentales con el significado de aceptación de las otras creencias.[4]
Por su parte, la tolerancia hacia quienes profesan de manera pública creencias o religiones distintas a la nuestra. Es un concepto relacionado con la aceptación y con la consideración ante las acciones u opiniones de otras personas cuando estas son diferentes de las propias o se contraponen al marco personal de creencias. La tolerancia se erige como un valor básico para convivir armónica y pacíficamente. No solo se trata de permitir lo que los demás digan o hagan, sino de reconocer y aceptar la individualidad y las diferencias de cada ser humano. Se considera que la tolerancia constituye la base de la buena convivencia entre personas de diferentes culturas, credos, etnias, y modos de vida.[4]