Una palsa es un montículo que sobresale de una turbera con un núcleo de permafrost que abarca turba y ocasionalmente limo. Las palsas se desarrollan típicamente en lugares de alta humedad y con permafrost discontinuo, aunque se han observado palsas en zonas de permafrost continuo. En la actualidad existen palsas en Alaska, Canadá, Islandia, Fennoscandia y Siberia.[1] Al norte del lago Fagnano, en la Isla Grande de Tierra del Fuego, se han hallado restos de palsas que existieron durante la última glaciación.[2] Varias palsas pueden formar mesetas de permafrost si forman estructuras coalescentes. La palabra palsa viene de las lenguas sami y se refiere a montículos en humedales.[3]